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Desde una infancia muy temprana comprendió que la vida no sería fácil. Pero para ella no había más opciones.

No hay barreras en la vida de Paula Guzmán (29). Oriunda de San Antonio, la practicante para titularse de Técnico en Administración de Empresas mención Recursos Humanos sabe con creces qué es doblarle la mano al destino.

Desde una infancia muy temprana comprendió que la vida no sería fácil. Pero para ella no había más opciones. Y es que, en los primeros años de su vida, le diagnosticaron retinitis pigmentosa, una extraña condición que en los casos más extremos -como el suyo- conlleva la pérdida total de la visión.

Hoy, solo le quedan vagos recuerdos de colores, imágenes y sensaciones asociadas a la vista, luego de que al cumplir 15 años todo se apagara de manera definitiva. Actualmente ya ha vivido prácticamente la mitad de su vida en la oscuridad. Algo que, a pesar de todo, no consiguió amilanar su espíritu y temple.

Rendirse jamás fue una opción. Y la ceguera completa no fue un impedimento para alcanzar sus sueños. Todo lo contrario. No ver, de hecho, se convirtió en el principal motor de su vida, donde lo mejor estaba apenas por venir.

“Cuando chica veía un poco, pero ya luego todo se fue apagando. A los 15 perdí toda la visión. Fue muy complicado adaptarme y tuve que lidiar con un montón de inconvenientes para salir de la Enseñanza Media”, recuerda Guzmán, poniendo énfasis en que “en ese tiempo, cuando me tocó ir al colegio, no había planes de integración tan fuertes como hay ahora. Por lo mismo tuve que irme a Santiago a internarme en un colegio con régimen cerrado para terminar la educación media”, añade, poniendo el acento en las complejidades que debió sortear para completar todo ese proceso lejos de su familia.

Tras culminar el colegio la carrera de masoterapia surgió como una vocación y un punto de inflexión en su vida. “Quería hacer cosas y esa carrera me demostró que podía, aunque no llegué a ejercerla propiamente tal”, comenta. Y es que, en ese período, surgió también la pasión por el deporte. Lo que vino después no estaba en ni en el mejor de sus planes.

Paula Guzmán

Técnico en Administración de Empresas mención Recursos Humanos de AIEP.

“AIEP me dio lo que estaba buscando, con integración, mucha ayuda y una plataforma que me permitió estudiar sin problemas desde el primer día”.

En el nombre de Chile

El deporte, en específico el medio fondo del atletismo (carreras de 800 y 1500 metros de distancia) se presentó como una práctica terapéutica, aunque su excelente desempeño dio paso muy pronto a la competencia y, todavía más, al alto rendimiento.

Paula se convirtió en una de las atletas paralímpicas más destacadas del país y, entre 2014 y 2019, representó a Chile en las principales competencias del orbe, diciendo presente junto a la bandera nacional, entre otras instancias, en los Juegos Odesur, los Juegos Panamericanos, el Mundial de atletismo y los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro, en 2016, la máxima competencia a la que un deportista puede aspirar.

“Uno de mis máximos orgullos es haber progresado tanto en el deporte y viajar por el mundo en representación de Chile”, cuenta, sin disimular su orgullo.

Y a pesar de que su periplo en el deporte de alto rendimiento terminó abruptamente a raíz de una lesión (“una bursitis trocantérea en la cadera derecha que me generaba demasiado dolor”), pudo despedirse en una competencia a lo grande, en el denominado Grand Prix de Italia, a fines de 2019, que marcó su adiós definitivo de la alta competencia y abrió la puerta a una nueva etapa: ahora en AIEP.

La carrera de Técnico en Administración de Empresas mención Recursos Humanos de la sede Online le abrió sus puertas desde 2020 y ahí encontró su nuevo norte en la vida, uno que hoy la tiene en la municipalidad de Monte Patria, en la región de Coquimbo, trabajando en su práctica profesional, a las puertas de un nuevo título.

“AIEP me dio lo que estaba buscando, con integración, mucha ayuda y una plataforma que me permitió estudiar sin problemas desde el primer día”, destaca. “Mi mayor miedo era que la plataforma no fuera compatible con el lector de pantalla que utilizo, pero rápido noté que no habría problemas en ese sentido”, explica también.

No obstante, cuenta, “siempre hubo dificultades”, pero encontró constantemente el apoyo de la institución y de sus propios compañeros. “Tuve siempre el máximo apoyo de mis profesores. A lo largo de la carrera tuve docentes muy buena onda y preocupados, que incluso se contactaban conmigo por llamada para saber si necesitaba algo. Lo mismo ocurrió con las autoridades de la escuela y con mis compañeros, a quienes conocí a través de grupos de estudio que se arman en la sede Online. Y es que a pesar de estudiar 100% Online, siempre está la instancia para generar redes y, la verdad, es que siempre me sentí muy integrada”, detalla.

“No tuve ningún problema para llevar adelante todo mi proceso”, asegura también desde Monte Patria, donde reside hace poco más de un año. “Tuve mucho apoyo en AIEP y hubo muchas personas que estuvieron dispuestas a ayudarme a despejar dudas y solucionar cualquier inconveniente”, expresa finalmente.

Después de un proceso que se inició “con mucho miedo”, hoy el título está sólo unos pasos más adelante en la vida de Paula, ejemplo de tenacidad y superación, que encontró en AIEP un espacio para seguir progresando y forjando nuevos sueños y metas que cumplir.

 



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