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Desde la mirada académica, se identifican algunos elementos que son pivotales a la hora de definir, a partir del proyecto y modelo educativo de cada institución, cuál será el acercamiento a ese territorio, y cómo se aporta a la sostenibilidad en las estrategias de abordaje.

Por una parte, tenemos lo que se conoce como planificación territorial – guía fundamental para asegurar que el desarrollo de una región sea sostenible. Desarrollada en gran medida por el sector público y plasmada en los planes de desarrollo regional, incluye la consideración de los recursos naturales, las necesidades de la población y las necesidades propias de la diversidad cultural. En Chile, esto implica crear instrumentos de planificación que promuevan el uso adecuado del suelo, que eviten la sobreexplotación de recursos y que garanticen la infraestructura necesaria para la población. Hay varios elementos ahí en donde las IES podemos enfocar programas de intervención social, de vinculación y/o de innovación.

Un segundo elemento es la participación ciudadana, como pilar del desarrollo local y elemento crítico en los procesos de toma de decisiones. Esto no solo fomenta la inclusión social, sino que también asegura que las políticas y proyectos respondan a las verdaderas necesidades de las comunidades. La diversidad cultural de Chile requiere una participación significativa que respete las particularidades de cada región. ¿Cómo desde las IES podemos articular y/o facilitar esa participación? ¿Cómo creamos esos puentes y le permitimos a nuestros estudiantes ser parte de esa experiencia de crecimiento y desarrollo?

Y no es solo la participación de la comunidad en sí misma. Las IES tenemos un rol también en la construcción de redes – elemento esencial en el desarrollo sostenible de las regiones.  El trabajo en red (la cuádruple hélice) es un gran impulso para el desarrollo territorial. La colaboración ayuda a compartir recursos, experiencias y buenas prácticas y para identificar sinergias.

Impulsar el desarrollo económico, por otra parte, es crucial. Pero no desde el subsidio sino desde la instalación de capacidades que hagan sostenible ese impulso.  Esto puede lograr a través de la promoción de iniciativas de innovación y emprendimiento y la diversificación de la economía regional. En regiones como el sur de Chile, la economía tradicionalmente se ha basado en la agricultura y la pesca; sin embargo, es vital fomentar nuevas industrias, como el turismo sostenible, que respeten el medio ambiente y los valores culturales.

Ligado al punto anterior, está la importancia de fomentar la innovación como motor clave para el desarrollo territorial. En regiones con potencial agrícola, como la zona centro, por ejemplo, la implementación de tecnologías sostenibles puede mejorar la productividad sin dañar el entorno.  Es interesante evaluar cómo desde las IES podemos trabajar en el impulso a políticas que incentivan la innovación local pueden crear un ambiente propicio para el crecimiento económico.

La infraestructura es un elemento crítico para impulsar el desarrollo territorial. Esto incluye no solo la construcción de caminos y puentes, sino también el acceso a servicios básicos como agua potable, electricidad y conectividad digital. La falta de infraestructura adecuada en regiones aisladas de Chile impide el desarrollo económico y social. Este es un foco que desde el mundo académico sin duda hay un aporte significativo que hacer. De hecho, la migración interna, impulsada por la búsqueda de mejores oportunidades con el argumento del acceso a mejor infraestructura, crea tensiones en las regiones receptoras.

Un aspecto fundamental del desarrollo territorial sostenible es la preservación del patrimonio cultural y natural. Es aspecto es particularmente relevante- es una deuda pendiente en nuestro país. Esto significa proteger no solo los recursos naturales, sino también las tradiciones y costumbres de las comunidades locales. En Chile, la existencia de pueblos indígenas con culturas ricas y diversas requiere de políticas que promuevan el respeto y la protección de estos patrimonios. ¿Cuántas de nuestras IES han puesto los temas de patrimonio cultural en el frente de sus agendas?

Finalmente. ¿Cómo desde las IES podemos orientar y apoyar a los territorios en el abordaje de los retos que trae la crisis climática? El cambio climático es un desafío global que también impacta a Chile de manera significativa. Desde la sequía en el norte hasta el aumento de las temperaturas en el sur, los efectos del cambio climático pueden afectar la agricultura, la disponibilidad de agua y, en consecuencia, el bienestar de las comunidades locales.

Chile es un país marcado por contrastes. El desarrollo territorial en Chile es un desafío complejo pero esencial para lograr una sociedad más equitativa y sostenible. Solo a través de un enfoque integral y participativo se podrá avanzar hacia un desarrollo territorial que beneficie a todas las regiones del país, reconociendo su diversidad y potencial único.  Las instituciones de educación superior pueden ayudar a alcanzar mediante la promoción de una educación accesible y equitativa, abierta y vinculada con generosidad con su entorno, espacios más abiertos a acoger y a apoyar el desarrollo sostenible de las comunidades.

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